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China y Estados Unidos, consideraciones acerca del imperialismo

Martin Martinelli *

Publicado: miércoles, 30 noviembre 2022

Algunos consideran imperialismo el usar el poder y la fuerza, incluida la invasión y la fuerza militar, para obtener recursos económicos. Además, una condición central es ser un país capitalista, pero no la única. Debemos establecer una serie de salvedades en el carácter actual del neoimperialismo, ya que usar el concepto indefinidamente no nos esclarece el escenario actual.

Imperialismo difiere de imperio, y, por lo tanto, no podemos adjudicarlo a un país expansivo o que disputa sus fronteras, ya que existen más conflictos fronterizos que países imperialistas, como lo fueron Brasil o México en su conformación hace dos siglos. En ese caso, si puede denominarse como imperio y así se autodenominaron, más discutible es llamarlo imperialismo, dado que, entre otros aspectos, no lo hicieron fuera de su región, y no tiene una lógica de dominio mundial. 

Debemos diferenciar entre ser una potencia nuclear o a nivel del ejército, o una potencia económica capitalista o con rasgos capitalistas, pero sin un restablecimiento completo del capitalismo como China, de ser un país imperialista. Otro es el caso de Francia y Reino Unido que actúan como alterimperialistas, ya sea por tener resabios de esa política fuera de sus fronteras, o por constituir un imperialismo diferente al estadounidense pero bajo su paraguas. Esto se corrobora en la presencia de sus ejércitos en África, pero también en las colonias que permanecen en varias partes del mundo y la influencia que ejercen desde allí. La potencia americana ejerce un rol dirigencial de los países (alter)imperialistas del G7 y obtienen la manutención de la alianza militar.

Se alían con Estados Unidos en la OTAN, más allá de algunas discrepancias con el primero. Y se incorporan a la estructura imperialista dominada por el país americano. A la OTAN se le suman otros organismos que intentan ejercer un efecto pinza sobre China y Rusia, aunque no signifique que lo consigan. El AUKUS es decir Australia, Reino Unido y la potencia hegemónica y el QUAD, el cuadrilátero donde se añaden Japón, Corea del Sur y el mismo mentor del anterior son ejemplos de ello. Están más dispersos pero aunados en la doctrina del hegemón, o sea, buscar frenar los insoslayables ascensos del sudeste asiático en lo económico, así como el cambio y transición geopolítica que viene aconteciendo. 

Estados Unidos conserva una particularidad geográfica insular, que lo resguardó de las conflagraciones mundiales ocurridas en Europa, que, si afectaron sobre todo en la Segunda Guerra, tanto a la URSS como a China en 26 y 20 millones de víctimas respectivamente, cifras siderales. La subsiguiente etapa a nivel bélico, llamada “Fría” se suscitó en muchos otros sitios, por lo tanto, esa potencia estadounidense participa en los conflictos lejos de su territorio. Ello también explica su actuación expansiva en búsqueda de la hegemonía, como su influjo declarado hacia el Mar de China para perseguir El Collar de Perlas, la estrategia de mayor injerencia sobre los puertos y estrechos desde el Índico hasta el Pacífico, el Canal de Suez y los Estrechos como Malaca y Ormuz.

La política exterior de EE.UU. hacia el Medio Oriente ampliado ha sido de un uso de la fuerza, de colaboración con minorías, mientras buscó alianzas que en varios casos desmanteló luego con otros países. Tal es así que, cuando el país no accede a los medios de consentimiento, se aplica la fuerza o se lo rodea de bases militares. Se pueden advertir en los mapas poco difundidos donde se ven las bases en toda Europa, llegando hasta los límites de Rusia, rodeando a Irán y acercándose a China. 

La tríada Estados Unidos, Europa occidental sobre todo Francia Gran Bretaña y Alemania, más Italia, además de Japón entraron en un declive observable, por ejemplo, la producción de cemento y de acero. En cierto sentido, China reemplazó ese rol, pero no se comporta igual respecto de su política exterior.

Imperialismo es un concepto más aplicable al país que impulsa sanciones unilaterales, posee siete comandos geográficos, numerosas bases militares, unas cien intervenciones militares en los últimos 30 años, un belicismo estructural como mayor exportador y presupuesto militar, bases rodeando a los principales competidores hegemónicos y bloqueando los principales hasta hace poco competidores capitalistas, y la sumisión de los principales derrotados en la IIGM Japón y Alemania, que luego resurgieron como potencias capitalistas.

El máximo inversor armamentístico está ligado con Corea del Sur, Australia, Japón, Reino Unido e Israel, Italia y Alemania en otros niveles y Francia en menor medida (este con Reino Unido continúa con métodos neocolonialistas y neoimperalistas en África). Promueve en su complejo militar-industrial una inversión que se dispara aún más al considerar su población, cercana al 5% de la mundial. Además, dadas las discusiones actuales sobre el poderío y uso del armamento nuclear, es el único país que arrojó dos bombas atómicas sobre población civil, Hiroshima y Nagasaki en Japón 1945.

Sin ningún tipo de oposición real en su propio continente ya que venció a México hace casi 2 siglos y Canadá es un aliado, y ni Brasil, Argentina o Colombia, (donde está su mayor base de control a Sudamérica y vecina de la mayor reserva petrolífera del mundo comprobada en Venezuela) los más poblados, son considerados enemigos. Esto lo diferencia del formato que pudiese emplear Rusia o China en la actualidad, Reino Unido, Francia, Japón y Alemania como precedentes y hasta imperialismos coetáneos. Por esto es que, si bien posee una postura bélica Rusia, que es regional hasta ahora, excepto en el caso sirio que también es cercano territorialmente, no sería lo correcto hablar de imperialismo.

Existe un imperialismo colectivo que domina EE.UU., al cual se acopla la OTAN, principalmente las potencias europeas y se suman las más recientes AUKUS y el QUAD. Eso se complementa con una división geoestratégica del mundo para expandir su influencia y control. Consiste en las siete flotas y los comandos de Estados Unidos: Norte –Norteamérica–, Sur de Estados Unidos –Sudamérica–, Central –Medio Oriente ampliado–, Mando Europeo, del Pacífico –área Indo-Pacífico, Mando África, y otros cuatro funcionales: Estratégico, de Operaciones Especiales, de Transporte y Cibernético.

En una gran parte de los medios hegemónicos de los países latinoamericanos repiten el libreto de que la globalización entrelaza a la economía de los países, emitido desde la anglósfera. Sin embargo, desde el 2001 a esta parte, la coalición liderada por la potencia estadounidense ha generado consecuencias catastróficas: más de 900 mil muertos, 37 millones de refugiados, un gasto frenético de 8 billones de dólares, en lo que acarreó el eufemismo de la “guerra contra el terrorismo”. Se trató en realidad de una guerra contra una serie de países específicos, tratando de incorporar el apoyo de más países, como en el discurso de Bush donde manifestó “O están con nosotros, o están contra nosotros”. 

En cambio, la Organización de Cooperación de Shanghái es otro tipo de asociación, surgida en otra coyuntura, el 2001, distinta a la de posguerra y el poder superlativo estadounidense del período. Sus países comparten fronteras, se hallan en una situación de contigüidad territorial, no conectados a través de un Océano, y podrían establecerse varios parámetros que denotan su carácter defensivo. Un cambio de paradigma en las relaciones entre Estados Unidos se produjo a partir de la crisis financiera de 2008.

Rusia, China e India, más Irán son ejes euroasiáticos. El caso exponencial chino de ascenso económico que trae aparejado una disputa con Estados Unidos en el terreno comercial, de mercados, en lo tecnológico y de influencia planetaria. Esto conlleva el despliegue de sus empresas constructoras para enarbolar una infraestructura que permita consumir las materias primas y exportar productos manufacturados. 

Su crecimiento industrial y económico no comporta un liderazgo mundial de imperialismo, porque también transfiere valor excedente al bloque imperialista y difiere en el uso de la fuerza, la coerción o la influencia en las embajadas para colocar gobiernos afines a sus políticas. Es decir, se diferencia en la manera de difundir la dimensión mediática o el poder blando, y en como uno trama los Golpes de colores y en la dimensión económica con el eufemismo de sanciones a quienes no cumplen sus prerrogativas.

Los herederos del imperio persa, del centro de la exUnión Soviética y del Reino del Medio constituyen actores clave, y se agregan Turquía y Pakistán a los organismos creados, con lo que eso implica a nivel simbólico. Y en la visión del nuevo orden multipolar, Arabia Saudita evidencia cambios como en las tratativas de la Organización Para la Exportación de Petróleo (OPEP + Rusia) o sea el control sobre uno de los productos más relevantes por su influencia en los precios de las demás mercancías, y por estar involucrado en la mayoría de las disputas y guerras de los últimos cien años

En China es incompleta la restauración capitalista, aunque la competencia por ganancias surgidas de la explotación marque su sociedad, esa clase no domina el aparato estatal. Respecto de su posición mundial, se la postula como imperio, pero esto es equivocado en asemejar la expansión productiva con su accionar geopolítico. Es una potencia hegemónica e influyente, de expansión y exportación de capitales, inversiones masivas en los demás continentes y en áreas de su influencia regional, distante de ser un país semiperiférico. Sin embargo, el carácter imperial se determina por las acciones de dominación que verificamos, más que por características económicas.

* Doctor en Ciencias Sociales y Humanas y profesor de Historia en la Universidad Nacional de Luján

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