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Cronicas. El petróleo, un líquido cada vez más denso para Occidente

Gabriel Fernandez *

Publicado: miércoles, 14 junio 2023

LA OPEP + define su rumbo en base a intereses propios

La historia del petróleo es, ciertamente, extensa. Arranca hace más de 200 millones de años, cuando la mayor parte del planeta Tierra estaba cubierta de agua. Los procesos geológicos y la lenta acción bacteriana sobre la materia orgánica acumulada en el fondo del mar dieron lugar a esta mezcla de hidrocarburos que tanto tiempo después ha alcanzado un valor singular. Para una especie, la nuestra, que no lo vio nacer.

Por estas horas, los integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) contienen el 43 por ciento de la producción y poseen el 81 por ciento de las reservas mundiales. ¿Quiénes son? Están los miembros fundadores: Arabia Saudita, Kuwait, Irán, Irak y Venezuela; junto a ellos, más recientemente incorporados, Argelia, Angola, Ecuador, Libia, Nigeria, Qatar, Gabón, Indonesia y Emiratos Árabes Unidos.

Si durante una buena porción de la era en curso la organización mencionada fue un ariete  de los Estados Unidos para desplegar su control mundial, los últimos años develaron otro panorama. El emerger de la OPEP +, que involucra a la Federación de Rusia, ofrece un dolor de cabeza adicional a la potencia del Norte y sus aliados pues ha derivado en acuerdos multipolares que se asientan en los intereses de los protagonistas directos y desplazan la incidencia previa.

En los años 70, las restricciones en la producción abrieron el camino a un incremento sostenido de los precios del viscoso producto, y de los ingresos de los miembros de la OPEP, con secuelas intensas y perdurables sobre la economía internacional. En los 80, la OPEP estableció objetivos para sus integrantes. Su acción resultó clara: al reducir el volumen, los precios fueron en alza. Lo cual fue refrenado en 2008 y 2016 para limitar la oferta. Ese último año, al incorporar nuevos asociados, el control sobre el petróleo y su precio, se profundizó.

La agitación de los medios occidentales con línea editorial delineada por el capital financiero se evidenció enseguida y se desplegó hasta el presente. Ante la dificultad para brindar datos fehacientes sobre las decisiones de la entidad debido a su progresivo viraje, plantearon con fervor la hipótesis de la confrontación entre saudíes y rusos. ¿La intención? De máxima, desmembrar la OPEP para dar lugar a una organización alineada con las necesidades de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); de mínima, gestar roces y contrastes internos entre sus componentes.

Fíjese el resultado, lector. El experto indio MK Bhadrakumar nos informa, desde The Cradle, que “Algo curioso sucedió en Viena el domingo justo cuando la 35ª Reunión Ministerial de la OPEP+ estaba a punto de comenzar en su sede. A tres principescas organizaciones de noticias occidentales, Bloomberg , Reuters y el Wall Street Journal , se les prohibió ingresar a las instalaciones de la OPEP. Cuando se preguntó al respecto, los convocantes respondieron: ´Esta es nuestra casa´”

Es que la idea de confrontación fue relevada por la de “concordia”. Así lo explica el diplomático y analista: Detrás de la serie de decisiones de producción de la OPEP+ que irritan al occidente colectivo se encuentra una estrategia estricta ruso-saudí y una mayor cooperación energética ruso-iraní”. Nótese la inserción de la palabra estrategia a la hora de definir las tareas dispuestas entre las dos grandes potencias.

El proceso se fue concretando a la vista de muchos, pero la inercia en el estudio de los alineamientos forzó la continuidad de la idea de situar a los árabes como operadores atlantistas. La monarquía no se democratizó ni modificó sus preceptos internos, pero resolvió sacar cuentas claras y priorizar sus intereses por encima de los norteamericanos. Un impulso fue el bombardeo de la destilería en 2019 en la zona  fronteriza con Irak –se insistió en responsabilizar a Irán, sin sustento-, otro las exigencias del G7 para insertar sus reglas (sus necesidades) en el funcionamiento de la OPEP, otro el anuncio de China de adquirir todo el petróleo posible de origen saudí para sus industrias.

En noviembre de 2018, en Buenos Aires, el presidente ruso, Vladimir Putin, se acercó al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, en la cumbre del G-20. Lejos del choque esperado, el cruce derivó en sonrisas y gestos de confianza; choque… esos cinco. Desde entonces, la evolución del vínculo ha sido acelerada.

Este 7 de junio ambos concretaron una conversación telefónica en la cual analizaron la estabilidad del mercado energético y la cooperación bilateral en el seno de la OPEP+. La información surge de un cable público del Kremlin. La charla, que podría haberse mantenido en reserva, fue intencionalmente difundida hacia todo el planeta. «Ambas partes valoraron muy positivamente el nivel de cooperación en el marco de la OPEP+, que permite tomar medidas oportunas y eficaces para mantener el equilibrio entre la oferta y la demanda de petróleo. Se señaló la importancia de los acuerdos alcanzados en este sentido durante la reciente reunión ministerial de Ryad», apunta el comunicado oficial de la Federación.

Putin y MbS también hablaron sobre medidas para profundizar las relaciones comerciales bilaterales, así como poner en marcha proyectos conjuntos «en el campo de la inversión, la logística del transporte y la energía». El diálogo se formalizó a días de que los países miembros acordaran mantener la extracción del año que viene en un nivel de 40,46 millones de barriles diarios. De este modo, la reducción de producción petrolera de la OPEP+ en 2024 será de 1,396 millones de barriles por día. La decisión fue tomada «para lograr y mantener la estabilidad del mercado de petróleo, así como para garantizar la previsibilidad del mercado a largo plazo», de acuerdo con un anuncio de la organización.

Así los lazos se siguen estrechando ¡en medio de las sanciones impuestas por el bloque anglosajón contra el país euroasiático desde febrero de 2022! Es ostensible que aunque la intención de Occidente fuera doblegar la industria energética rusa, esta ha logrado mantener un crecimiento sostenido gracias a las buenas relaciones de Moscú con Asia Central, Oriente Medio, la India y China. Es más: Arabia Saudita se ha ofrecido para mediar entre Rusia y Ucrania. Y la Liga de los Estados Árabes —que aglutina a 22 países del norte de la península Arábiga y el norte de África— ha dicho que está a favor del principio de neutralidad.

Para colocar todos los elementos en su lugar, es preciso añadir que Arabia Saudita solicitó la membresía BRICS y pretende unirse al Nuevo Banco de Desarrollo, la entidad multilateral establecida por los estados que conforman la asociación. Su sede está en Shanghái, China. De hecho, el Ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, el Príncipe Faisal bin Farhan Al-Saud, se hizo presente en Ciudad del Cabo días atrás para la reunión ministerial de los BRICS. Al margen, Bin Farhan se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.Al respecto, MK Bhadrakumar estima que “Arabia Saudita avanza de puntillas hacia los BRICS en un momento histórico en el que, según se informa, el grupo está listo para crear su propia moneda en su próxima cumbre en Durban, Sudáfrica. Esto, por supuesto, será un desarrollo calamitoso para el petrodólar, el pilar del sistema bancario occidental, y tiene el potencial de crear un nuevo mercado petrolero mundial”. El encuentro será en agosto próximo. Para complicar un poco más el horizonte atlantista, el anfitrión, Sudáfrica, invitó a Putin y escandalizó a los diplomáticos norteamericanos.

* Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica / Autor de Fuentes Seguras

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