No quedará grabado como punto de inflexión en la historia de las relaciones chino estadounidenses. Desde Beiging se reirán hasta la proxima. Y en breve Washington se verá enrredado en otra insensatez, que tapará la anterior.

Desde el Global Time, Lu Xue, analiza esta expresión de paranoia, como un subproducto del nivel de la batalla política bipartidista doméstica, que permea a las relaciones internacionales, y en especial, con el declarado adversario estratégico emergente de los próximos cincuenta años: «…El llamado globo espía se ha convertido en un incidente a partir del cual los políticos ambiciosos de diferentes partidos políticos pueden obtener capital político y mejorar los derechos políticos. El Partido Republicano lo ha utilizado como otra arma para atacar a la administración de Biden…».

Es muy peligrosa esta combinación de lucha bipartidista interna a través de puestas en escena impredecibles en politica exterior, con un especial alineamiento «taquigráfico» de los medios dependientes del Pentagono y la Casa Blanca, a esta altura, sin guardar decoro por el debido respeto a la evidencia y al contraste de fuentes.

Los hechos, hasta ahora, no guardan relación ni proporción con las respuestas profesionales que el ciudadano de un país líder espera de sus autoridades. 

Cierto es que para blooper, los hay mejores en la red social TikTok. Pues, en jerga política y mediática sudamericana, desde hace un tiempo, es común el uso de la muletilla «globo sonda», para definir aquellas acciones políticas de prueba, para verificar la reacción obtenida de contrapartes o público. Muy usado para lanzamientos de posibles precandidaturas, o el medio juego parlamentario para medir temperamentos.

Y por lo menos para diversas oficinas de la República Popular China, «el grave asunto del globo sonda» sirvió como constatación de dos fenómenos actuales, además en forma gratuita. En primer lugar, la tremenda sumisión acrítica de los medios y sus repetidoras que como loros en bandada, transmitieron sin evidencia de fuente oficial, «es espía, es espía», sabiendo con certeza de que el Pentágono, no tenía idea, ni tenía pruebas de nada, e hicieron oídos sordos a aclaraciones oficiales de otro estado que incluía disculpas por evento natural de fuerza mayor de la naturaleza. En segundo lugar y de no menos importancia, el estado real de belicosidad, mala voluntad, mala vecindidad de EUA hacia toda acción, aclaración, mensaje proveniente de la República Popular de China, aún cuando estos desaguisados de la politica exterior de Washington, tengan orígen en la hiperventilación de su política doméstica cada día de vuelo más corto y baja altura. Finalmente, y por razones fortuitas un «globo sonda», ayudó a medir el real estado de las relaciones chino estadounidenses, y la casi inexistencia de protocolos de responsabilidad y verificabilidad de muchos medios de comunicación pasilleros del Pentágono.