Paridad es la palabra que hoy reflejan las encuestas en España de cara a las elecciones generales del próximo domingo 23 de julio.

Tras el descalabro electoral que sufrió el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas-Podemos el pasado 28 de mayo en las elecciones municipales y autonómicas y que provocaron la renuncia de Pedro Sánchez y la convocatoria a estos comicios adelantados, el jefe de gobierno español se vio abocado a tratar de recomponer su imagen política que venía seriamente dañada por los opositores a su gobierno quienes apoyados por los medios de comunicación hegemónicos no le dieron respiro. Esto, a pesar de los buenos datos que en materia económica muestra su gobierno.

La tarea no es imposible. Debemos tener en cuenta dos hechos: la diferencia de votos a favor de la derecha fue inferior a los 800.000 sufragios. Y la participación estuvo en torno al 51 por ciento. Por lo tanto, hay mucho trabajo por hacer, pero no es imposible.

Junto con Italia, España fue uno de los primeros países afectados por la pandemia que provocó el Covid-19 y que en los primeros momentos generó un gran desconcierto porque no se sabía a ciencia cierta qué es lo que estaba pasando y mucho menos cómo enfrentarse a ella. Recordemos que mucha gente moría antes de llegar a los hospitales que estaban totalmente colapsados. No obstante, el gobierno de Sánchez supo sortear los malos momentos iniciales y hoy presenta en lo macroeconómico números muy positivos: el 1,9% de inflación del mes de junio sitúan al país como la primera economía europea con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) debajo del dos por ciento, según informó la Vicepresidenta primera Nadia Calviño.

También cuenta en este momento con la tasa de desempleo record a la baja, con 20.870.000 personas ocupadas el mes pasado y que se acercan a la nunca superada valla de 21 millones de ocupados. También debemos señalar que sigue siendo España uno de los países con peores datos de desocupación de la Unión Europea.

Un dato muy llamativo es que cuando los encuestadores preguntaban a los ciudadanos cómo perciben la situación económica, mayoritariamente contestaban que mal, que en el marco general había empeorado. Pero cuando le preguntaban a cada uno de ellos por su situación personal, una inmensa mayoría reconocía que había mejorado.

Pero, al parecer, cuando los datos de la economía son buenos no pesan a la hora de que cada ciudadano deposite su voto en la urna. Y, obviamente, los medios de comunicación hegemónicos hacen todo lo que esté a su alcance para que así sea; entre otras cosas, los ignoran completamente. Si los datos fuesen negativos…, otro gallo cantaría.

Donde sí hicieron eje de sus ataques a Sánchez, tanto la prensa opositora como la oposición misma, fue en los acuerdos políticos que hizo Sánchez con Euskal Erria Bildu y con Esquerra Republicana de Cataluña, dos partidos independentistas del País Vasco y Cataluña respectivamente.

Además, con la reforma del Código Penal el gobierno de Sánchez eliminó el delito de sedición de la que se beneficiaron precisamente políticos independentistas de ambas regiones que habían sido condenados, bien sea por haber declarado la independencia de Cataluña en octubre de 2017 o por delitos vinculados con la extinta ETA. Si estos hechos políticos sumaron ayudaron a pacificar el país.

De hecho, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, centró su campaña con la consigna “ETA o yo”, diciéndole a los ciudadanos que ese grupo que fue derrotado hace más de una década y que ya no existe, seguía existiendo pajo el paraguas del gobierno del PSOE y Unidas Podemos. La malintencionada prensa se sumó a estos ataques recordando que en las listas de EH Bildu algunos candidatos habían pertenecido a ETA, inclusive habían sido condenados en su momento. Y si hoy están libres es porque cumplieron esas condenas y ocupan en la vida pública el lugar al que puede acceder cualquier ciudadano. Agrego que esta formación política vasca no gobierna ni gobernó nunca con el PSOE y que en ningún momento existieron acuerdos que le hayan permitido tener cargo alguno en el gobierno de Sánchez ni en los ayuntamientos que gobierna la coalición.

Claro, no dicen una sola palabra de las constantes declaraciones homofóbicas, antiderechos, contra el matrimonio igualitario, contra la ley de Educación Sexual Integral del socio Vox, quienes también niegan la violencia machista por lo que se proponen eliminar loa ley de Violencia de Género, así como la ley del aborto, la adopción de chicos para la comunidad LGBTIQ+ y el cambio de sexo en la salud pública. Esto, entre otras medidas antiderechos en los cuales España avanzó en las últimas dos décadas.

Así, el gobierno de Sánchez llega a las próximas elecciones castigado desde la oposición por las medidas de carácter político y social que tomó y que a mi entender buscaban sumar derechos a los colectivos más postergados y por otro reconocer que su país es un estado en el cual conviven muchas nacionalidades, un estado plurinacional, y que la solución a los problemas que se presentan es de carácter político y no de carácter militar o represivo que es a lo que el franquismo se dedicó con gran afán y que la derecha sigue pretendiendo instrumentar.

Una derecha que además viene movilizada. Desde los antivacunas, contra el aislamiento por la pandemia, contra el “comunismo” que representan las fuerzas a la izquierda del PSOE que hoy recientemente fundaron Sumar, una agrupación liderada por la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, quien cuenta con una impresión de buena gestión según indican la mayoría de las encuestas. Además, Díaz, quien tuvo que presentar la nueva formación (Sumar) a contrarreloj, en las últimas semanas terminó de redondear el salario mínimo en una cifra satisfactoria para los trabajadores.

Una izquierda que también viene dividida, enfrentada, con vetos a muchos dirigentes que no pudieron formar parte de sus listas por peleas internas. Todo esto, en medio de una muy mala política de comunicación del gobierno que hasta las elecciones de mayo no había logrado comunicar los aciertos que en muchos casos tuvo su política y que debió acusar muchos golpes por sus torpezas. También hubieron muchas calumnias contra el ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, quien debió dejar el gobierno agobiado por escándalos políticos basados en mentiras lanzadas desde los principales programas en los medios de comunicación masivos. Además de las peleas internas de su agrupación que llevó a la ruptura de la misma por problemas que, creo yo, en muchas casos obedecieron a problemas de personalismo o ego, que a diferencias reales en materia política.

La duda que me queda es si el gobierno habrá podido transmitir a la ciudadanía en estos últimos días de campaña la parte más exitosa de su gestión: economía, salud, trabajo, integración. El domingo lo sabremos.