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La teoría del gran reemplazo a la tunecina.

Guadi Calvo *

Publicado: lunes, 27 marzo 2023

Desde hace poco más de un mes, se ha afianzado en Túnez, un discurso sumamente peligroso, xenófobo y discriminatorio por parte del presidente Kais Saïed, contra migrantes subsaharianos, entiéndase negros, llegados, después de largo y desgastantes periplos, en procura de estabilidad económica o en buscando medios para llegar a Europa.

Ninguna de las diatribas de Saïed, escapa de las vulgaridades típicas de los neo fascistas, para estos casos: “son los inmigrantes quienes están detrás de la mayoría de los delitos” en el país magrebí. La nueva postura del gobierno, de manera inmediata, fue acompañada por gran parte de la sociedad local, que rápidamente, se convirtieron en ataques a personas, saqueos, desalojos forzados, contra los sectores apuntados por el incendiario discurso presidencial.

En las peroratas del presidente tunecino, se han empezado a multiplicar palabras como qawmiyya y wathaniyya, (patriotismo y nacionalismo) las que bien sabemos a dónde conducen cuando son utilizadas por oportunistas. 

Saïed, también “denunció”, tras la revolución de 2011, que dio inició a lo que se conoció como la “Primavera Árabe”, los partidos políticos prodemocráticos del país “orquestaron un arreglo criminal para cambiar la composición demográfica de Túnez, mediante la importación de hordas de migrantes africanos negros”. Según el presidente, esta conjura amenaza convertir a Túnez en un país africano, sin vínculos con las naciones árabes e islámicas, trayendo términos como tawteen (afincar), que, en este contexto, se entiende como “colonizar”.

Saïed, quien en julio de 2021 provocó, un auto golpe, que le permitió suspender la actividad parlamentaria, por lo que asumió plenos poderes, y estableció una nueva ley electoral que se acomodaría a sus intereses.

Tras la diatriba nacionalista, ha ordenado una serie de disposiciones con carácter urgente, para contener la migración “ilegal”, y detener el plan criminal, que se ha identificado como: “Teoría del gran reemplazo”, por lo que se están produciendo razzias permanentes, en las que se han detenido de decenas de ciudadanos subsaharianos, sin ninguna explicación.

Desde que el gobierno impulsó el discurso de odio, junto a una serie de medidas contra los refugiados, iniciadas exactamente el pasado once de febrero, Saïed, no se ha privado de atacar a quienes se han manifestado contra el nuevo perfil oficial, como activistas de ONGs, sindicalistas, periodistas, abogados, jueces, figuras políticas de la oposición e incluso algún empresario.

Según analistas locales, el “fervoroso” discurso del gobierno que exalta los valores del Islam y los árabes, en verdad, intentan disimular, el desmadre económico que vive Túnez. Procurando llevar la atención de los ciudadanos, a cuestiones, casi absurdas, cómo la peligrosa presencia de “africanos” en el país, la que no sobrepasan las 22 mil almas, según el Instituto Nacional de Estadística de Túnez, frente a una población de doce millones de ciudadanos tunecinos. Aunque las versiones, más ultramontanas del nacionalismo tunecino, afirman que en el país hay cerca de 700 mil subsaharianos.

La pavorosa crisis económica de Túnez, de la que Saïed, no ha encontrado la manera de salir, desde que llegó a la presidencia en 2019, ha puesto al país al borde del default, generado un cada vez más alto descontento en la población y particularmente a la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT) que ha salido a marchar por las calles de las principales ciudades del país, exigiendo un cambio en la política económica. La influencia de la UGTT, en la sociedad tunecina, alcanza a importantes sectores más allá del mundo del trabajo, por lo que no es un hecho menor su presencia en las calles. 

A dichas protestas, Kais Saïed, ha respondido con represión y la divulgación de teorías extravagantes, donde la “tunenicidad”, estaría amenazada por la migración “africana”. A lo que les ha sumado también a los grupos LGBTQ+, los que desde el año pasado han empezado a ser perseguidos por la policía.

Además, el gobierno ordenó la detención de una docena de figuras relevantes de la vida tunecina, mientras se sabe, que los servicios de seguridad se encuentran investigando las actividades de otra cantidad similar. Los detenidos, que se expresaron contra las políticas económicas y el desbocado discurso xenófobo, han sido secuestrados ilegalmente y otros encerrados en “pabellones psiquiátricos”, sin nada que lo justifique.

Por otra parte, el gobierno, parece haber perdido el control de lo que ha provocado su propio discurso, ya que el estallido de la violencia racista contra migrantes subsaharianos, no se han podido contener a pesar de la “voluntad” de las fuerzas de seguridad.

Mientras, se sigue reportando detenciones de migrantes, el 23 de febrero, la Guardia Nacional de Túnez informó que unos cien “africanos” habían sido detenidos sorprendidos en el cruce de las fronteras. Poco después, Saïed pidió, a organismos internacionales, acciones claras y urgentes para detener el flujo de inmigrantes hacia Túnez. Al tiempo que insinuó arreglos criminales, para provocar un cambio demográfico, al que comparó con la tragedia real que el pueblo palestino vive desde finales de la segunda fuera mundial, con la invasión sionista a su territorio, frente a la inacción de las grandes potencias.

La Unión Africana expresó profunda su preocupación por los comentarios racistas del presidente Kais Saïed, mientras que los gobiernos del África subsahariana, han comenzado a implementar políticas para repatriar a sus ciudadanos, después que varias embajadas de los países afectados, hayan sido prácticamente tomadas por sus súbitos, en búsqueda de ayuda legal. Mientras que personas, cuyos países no cuentan con representación diplomática en Túnez, han levantado campamentos, frente a la delegación de la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas (OIM), en procura de una solución.

Ya son más de trescientos ciudadanos malíes, que llegaron a Bamako, en un avión fletado por el gobierno. Lo mismo ha sucedido con guineanos, marfileños y gaboneses. 

Unos treinta estudiantes, de Costa de Marfil, a pesar de tener toda su documentación en orden, prefirieron abandonar el país magrebí, por temor a que se reiteren las acciones violencia que han soportado estas últimas semanas.

Según el relato de los repatriados, se producen ataques casi todos los días, las amenazas e intimidaciones son constantes e incluso los caseros los están desalojando, sin respetar los contratos, con agresiones físicas y sin darle tiempo a retirar sus pertenecías. Lo mismo ha sucedido con sus trabajos, de los que están siendo despedidos, y en casi todos los casos sin indemnización.

Migajas de Bouri.

Aprovechando la apertura a la xenofobia, el diminuto Partido Nacionalista Tunecino (TNP), el que nunca había ocupado un solo escaño en ningún nivel de gobierno, ha conseguido, alcanzar una exposición destacada estas últimas semanas, la noche del veintiuno de febrero, tras que el presidente Kais Saïed, se haya agenciado de su ideario político, respecto a la cuestión de los inmigrantes negros. Utilizando el sentimiento, anti negro y anti africano, que en verdad se expande desde hace años, entre los sectores populares, que encuentran en los migrantes un competidor natural, ante los trabajos, ya que se sobrentiende que está dispuesto a aceptar un empleo, por debajo de los sueldos ordinarios.

Según la: “teoría del gran reemplazo”, usada en los discursos de Saïed, que preconiza las ideas del intelectual francés Renaud Camus, quien se convirtió además en un icono de la intelectualidad gay francesa, en un ideólogo del supremacismo blanco, en Estados Unidos y Europa, omitiendo Saïed, que el discurso panfletario de Camus, también apunta a los árabes, como parte del problema de los franceses blancos.

En Túnez se ha desatado un estado de conmoción general, ya no solo contra inmigrantes negros, sino incluso tunecinos de raza negra. Provocando docenas de episodios de violencia, acoso sexual, practicado por grupos de jóvenes, que incursionan en las propiedades señaladas, para sacar a la rastra a sus habitantes, para después incendiar esas viviendas, con todos lo que tengan en su interior, a excepción de lo que fue prolijamente robado.

Cómo si las políticas esgrimidas por Kais Saïed, no fueran preocupantes, el presidente tunecino, tras su visita del pasado 16 de marzo a las instalaciones de la Compañía de Actividades Petroleras de Túnez (Etap), ha reavivado, un antiguo conflicto fronterizo con Libia, en vista de las ganancias del yacimiento petrolífero de Bouri una disputa que llevó ochenta años y fue resuelta por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en 1982 y confirmada en 1985, a favor de Trípoli.

El campo marino de Bouri, a 120 kilómetros al norte de la costa libia y actualmente bajo su control. Está considerado uno de los mayores yacimientos petrolíferos activos del Mediterráneo, con reservas por 4500 millones de barriles de crudo recuperable y 3,5 billones de pies cúbicos de gas natural asociado, de los que según Saïed Túnez ha recibido migajas de Bouri. A lo que Aïssa Aribi, presidente del comité de energía del parlamento libio, contestó en un comunicado: “La riqueza de Libia pertenece al pueblo libio”.

Ahora habrá que poner atención a que responde la intención del presidente tunecino, para desempolvar aquella vieja disputa saldada hace décadas en un momento que las relaciones entre ambas naciones no están pasando un momento conflictivo, cómo sí ha sucedido en otras oportunidades.Las ostentosas declaraciones de Kais Saïed, que, según muchos analistas, solo estaría intentado construir una imagen de hombre fuerte, también han llamado la atención a la Unión Europea (UE) quien prepara un desembarco de funcionarios, para controlar la situación, en vista que de profundizarse la crisis económica y los pogroms contra los “africanos” tunecinos e inmigrantes intentaran saltar a Europa, para dar más razones a los Camus y sus teorías del gran reemplazo.

* Escritor, Analista Internacional: especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. Nuestro periodista especializado en tierras raras...

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