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Petro y Maduro: Un encuentro histórico

Stella Calloni *

Publicado: lunes, 07 noviembre 2022

En un escenario  caótico en el mundo, donde se camina como equilibrista en el alambre ante la amenaza de  una Tercera Guerra Mundial,  América Latina contínua cambiando el mapa cada minuto con pueblos insurreccionados que no dejan de movilizarse, los presidentes de Colombia Gustavo Petro y Nicolás Maduro de Venezuela se reunieron en Caracas, al comenzar noviembre en un hecho histórico que  no fue debidamente registrado e incluso silenciado por los poderosos medios de incomunicación masiva.

Este encuentro desafía  y descalabra los planes que el  imperialismo ha lanzado sobre la región en una verdadera ofensiva contrainsurgente en su decisión geoestrátegica de recolonizar a Nuestra América para controlar en forma directa los recursos naturales que abunda en su territorio.

Con “el patio trasero” en una revoltura histórica que anuncia nuevos estallidos, ante la situación de  profundización  de la pobreza, la injusticia y la desigualad en  América Latina y el Caribe,  este encuentro histórico tiende a recuperar la hermandad que existió entre ambos pueblos y  pacificar esa región. 

El triunfo de Petro en agosto pasado en Colombia, hizo posible que en este país sumergido en la violencia, eterna, gobernado siempre por la oligarquía y sus secuaces,  por primera vez en su historia, ha logrado instalar un gobierno  elegido por el pueblo, que en un levantamiento  y un largo paro  se mantuvo en las calles desde el 2021 hasta las elecciones a pesar de la brutal represión, que segó muchas vidas. 

Lo que pocos han advertido es que el pueblo perdió el miedo  en un país donde el ejército continúa respondiendo al esquema de la Seguridad Nacional de Estados Unidos, el mismo plan con que se impusieron las dictaduras en el Cono Sur.

Como Guatemala, Colombia está virtualmente ocupada en zonas claves por el paramilitarismo, que junto con el ejército han matado a miles de colombianos, convirtiendo  el territorio de ese país en un gran  cementerio de tumbas colectivas.

La injerencia de Estados Unidos en la vida colombiana, se expresa en la cantidad de bases militares norteamericanas -siete y dos más recientes-, que se incrustan incluso dentro de los grandes cuarteles de Colombia. 

Esta es la primera vez que puede llegar al gobierno, una figura de izquierda como Petro, que en su momento integró el M19, una organización guerrillera, más urbana y como las  ya estaban funcionando desde los años 50 en Colombia hasta los Acuerdos de Paz, firmados en La Habana, Cuba, con la presencia de las personalidades que actuaron como mediadores.

Vale recordar que las primeras guerrillas en el país datan del principio de los 50, cuando nacieron como una respuesta después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, un líder popular que pertenecía al antiguo partido liberal pero que fue derivando hacia un socialismo colombiano y se  convirtió en el más importante dirigente que movilizaba a las masas.

Gaitán fue asesinado ante miles y miles de sus seguidores durante un acto en Bogotá el 9 de abril de 1948, mientras se  formaba la Organización de Estados Americanos (OEA),  que se convirtió en un ministerio de colonias, hasta hoy.

La muerte violenta del líder colombiano produjo un levantamiento popular que fue brutalmente reprimido.  También lo fue la persecución contra los campesinos, donde se cometieron crímenes aberrantes, con la incorporación  de los entonces llamados ”pájaros”, paramilitares que produjeron una enorme matanza. 

Como una respuesta a esta situación, en los años 50 se formó un movimiento guerrillero en defensa de los pueblos campesinos, de donde surgirían  las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia  (FARC),  que se uniría con el llamado Ejército del Pueblo (EP) que en 1964 se definen ideológicamente y luego también aparece el Ejército de Liberación Nacional. Llegaron a ocupar vastas regiones de Colombia. No había otra forma de enfrentarse al poder de la oligarquía. De hecho cuando surgía un candidato a presidente que pudiese enfrentar ese poder conservador a ultranza, simplemente lo asesinaban.    

Colombia tiene su récord en la cantidad asesinatos de candidatos a presidentes y en las desapariciones forzadas. La violencia se instaló para eternizarse y hasta hoy, en estos escasos meses del gobierno de Petro, los paramilitares siguen asesinado dirigentes sociales, campesinos e indígenas, con una crueldad que ha marcado la vida de los colombianos.. 

Bajo los gobiernos de la fuerte oligarquía el único camino que tenía el pueblo era la rebelión. En 2016 después de varios intentos y acuerdos de paz, incumplidos a lo largo del siglo XX, finalmente se pudo concretar un Acuerdo de paz. Después de largo tiempo de negociación, el 24 de noviembre de ese año los dirigentes de la guerrilla de las FARC firmaron el acuerdo con el entonces presidente colombiano Juan Manuel Santos.

La historia de Colombia estuvo marcada por la violencia. Incluso así se llamó un período histórico “la violencia”. En otros momentos en que se intentó  pacificar Colombia, la derecha violaba las normas recurriendo a la eterna violencia. 

Es importante estudiar la historia de Colombia, que a fines del siglo XX era considerada la “Atenas de América” y que  se convirtió en un país  con uno de los ejércitos más fuerte del continente. Esto es sólo un relámpago de información para entender lo que encontró Gustavo Petro cuando ganó las elecciones en agosto de 2022. 

Petro llegó de la mano de un levantamiento popular nunca visto que perduró desde 2021, con un paro que se impuso a la violencia de una salvaje represión, que también desnudó ante el mundo la falsa democracia que existía en ese país.

Millones de colombianos dejaron su tierra por la persecución política y la extrema pobreza, que supera al 40 por ciento, cercana a la indigencia. Con más de siete millones de refugiados internos.

El Acuerdo de Paz, resultó un programa que trataba de lo social y lo económico, de todo lo que debía resolverse en el país para hablar de una paz verdadera y por supuesto fue rechazado por los poderes fácticos. Pero la situación en Colombia iba a estallar  en este siglo, después del gobierno de Iván Duque, que respondía al ex presidente Alvaro Uribe, a quien se acusa de los crímenes cometidos por los paramilitares, que a su pedido, fueron asesorados, y armados por Israel.

Durante el gobierno de Uribe sucedieron la mayor cantidad de desapariciones forzadas en la historia política de Colombia. De su delfín Duque sólo se podía esperar la aplicación de un neoliberalismo a ultranza y de alentar el paramilitarismo, rechazando los Acuerdos de Paz, que se negociaron en Oslo y luego en La Habana, con el apoyo de personalidades y gobiernos.

Todo esto en un país condenado a una injerencia en todos los niveles de Estados Unidos. En los intentos de   acabar con  el gobierno de Venezuela, Colombia se convirtió en el centro de las conspiraciones contra el gobierno del presidente Hugo Cháves Frías (1998 2013) y luego de Nicolás Maduro, estableciendo diversas formas de guerra contrainsurgente, facilitada por la extensa frontera común entre los dos países. 

En su guerra contra Venezuela, Estados Unidos extendió sus bases militares y la llegada de tropas especiales no sólo en Colombia, sino  también en países cercanos como Panamá y siguió aumentando las bases y establecimientos en Perú. 

La llegada de Jair Bolsonaro al gobierno de Brasil, fue también clave para Colombia y especialmente para EE UU que realizó sus juegos de guerra en la frontera colombo-brasileña. Un gran tráfico de armas, mercenarios, servicios de inteligencia y tropas extranjeras, y los intentos de invadir Venezuela desde territorio colombiano, y realizar una serie de operaciones, incluso desabastecer a Venezuela, a la que se aplicó un bloqueo que continúa en estos días. 

También se produjo  el envío de  paramilitares para desestabilizar a Venezuela provocando extrema violencia contra la población y las fuerzas Armadas Bolivarianas, y, tuvo como consecuencia muertos, heridos y desapariciones, atendiendo al plan estadunidense,

Colombia fue transformada en el destino de los poderosos empresarios venezolanos, un refugio para la oposición ultraderechista y algunos militares desertores de Venezuela. Sólo basta con recordar  varios intentos de invasión o infiltración de mercenarios, que en 2019, intentaron entrar por Cúcuta para  dar un golpe a Venezuela y llevar la invasión de Baja Intensidad de Estados Unidos en ese país.

Sería muy largo relatar esta historia de cómo ha intentado varias veces Estados Unidos enfrentar a dos países hermanos, con muchas similitudes y con una historia común detrás.  

Por estas razones, que abarcan los planes geoestratégicos de Estados Unidos en la región, la visita del presidente Petro a Venezuela es un hecho histórico. En tan poco tiempo el panorama cambió radicalmente en la región, lo que posibilitó el encuentro en los primeros meses del nuevo gobierno colombiano dando cuenta del cumplimiento de varas medidas anunciadas por Petro en su programa de gobierno  para producir un cambio profundo en Colombia, tan importante para toda América Latina .

Los presidentes Gustavo Petro y Nicolás Maduro firmaron varios acuerdos, pero el simbolismo que tiene este hecho en nuestra región y en el mundo, ya crean un nuevo ciclo de esperanzas, sin dejar de prevenir los zarpazos que intentará dar el poder hegemónico. Estos son algunos de los hechos que  marcan la agenda y el mandato del nuevo Ejecutivo.

Por supuesto entre los temas  centrales que preocupan al nuevo gobierno colombiano están sin duda el orden público y la seguridad. En realidad Petro está nadando con tiburones en una piscina.

Hay temas  claves  que han saltado rápidamente a la escena desde las profundidades de un país atrapado durante tantos años en un laberinto difícil de controlar. 

Pero  Petro ha actuado  rápidamente en  movimientos necesarios  y sorprendentes sobre algunos de los temas de su campaña, tan sensibles para ese poder inmóvil por ahora, pero que sin duda está tejiendo redes de impunidad como las arañas. 

Los problemas a resolver son muchos y variados, son años y años de impotencia y contención  por el terror y el miedo.

Uno de sus primeros anuncios, fue la decisión de cumplir  el Acuerdo de Paz de La Habana y “abrir  diálogo con los grupos armados para terminar con seis décadas de conflicto violento. Para que la paz sea posible se debe cambiar la política sobre los estupefacientes: «La guerra contra las drogas ha fracasado«, dijo Petro 

También se comprometió a combatir la desigualdad y el hambre. «El 10 % de la población colombiana tiene el 70 % de la riqueza, es un despropósito y una amoralidad», dijo el nuevo mandatario colombiano y habló de una  reforma tributaria, que acaba de votar el Congreso. «Es simplemente el pago solidario que alguien afortunado hace a una sociedad que le permite y garantiza la fortuna»

Su encuentro con Maduro , que fue trabajado por el intercambio de reuniones entre los cancilleres y otros funcionarios de ambos países permitió que comenzaran a firmarse acuerdos rápidamente.

Intercambiar embajadores fue una medida muy importante enviando a Armando Benedetti como embajador de Colombia en Venezuela y a Félix Plascencia como embajador venezolano en Bogotá. Hay una fuerte esperanza  en reactivar  la actividad económica  entre ambos países y resolver el tema fronterizo que se agravó durante los últimos tres años.

«Somos dos países que tenemos una marca en la historia para la hermandad y el entendimiento. Nuestro destino común está entre nuestros pueblos» dijo Maduro ante la prensa, Y Petro respondió con la sentencia de que «el camino es el del buen vecino, y eso significa articular políticas comunes, un camino difícil, pero que hay que andar». 

«Hemos conversado diversos temas de cooperación bilateral entre Colombia y Venezuela«, resaltó Maduro, además de  hablar de «cooperaciones entre (las empresas venezolanas) Monómeros, Pequiven y todo el trabajo que tiene que ver  con los fertilizantes».

Además dijo que existe «un conjunto de temas importantes que tenemos que trabajar de aquí en adelante relacionado con el tema comercial, seguridad fronteriza, lucha contra el narcotráfico y en materia de relaciones».

Petro a su vez  anunció la reconstrucción de sus relaciones «a nivel inteligencia» para «golpear a los dueños del capital» que genera el narcotráfico como un paso para recuperar la seguridad limítrofe. Junto con esto el camino debe se reconstruir  las fronteras, que están en manos de las mafias, de las organizaciones multicrimen».

En este sentido sostuvo que es la expresión de un fracaso en algo que se llama ´guerra contra las drogas´ que empezó hace 50 años y nos dejó desestabilización democrática, millones de muertos y territorios que se perdieron. Vamos a reconstruir las relaciones a nivel inteligencia, para golpear no al obrero del narco, sino a los dueños del capital. Son peligrosos para la estabilización política».

Una de las sugerencias del mandatario colombiano es que  la cuestión demanda «una gran conferencia latinoamericana de presidentes para examinar el fracaso de esa política» (de drogas) insistiendo en la urgencia de que la extensa frontera colombo-venezolana «recobre su vigor comercial» para lo cual “se organizará una reunión en Cartagena entre empresarios y comerciantes de los dos países «para que ellos mismos construyan sus lazos y sientan las bases de un comercio poderoso y popular«.

Se refirió también a que existe entre ambos países  un posicionamiento común en la reunión de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27), que se realizará en  Egipto, en esta semana que entra “en defensa de la selva amazónica..

Lo sucedido en las elecciones de Brasil fue un hecho fundamental que vigorizó la decisión de la unidad de América Latina, expresando que  «un esfuerzo común es uno de los acuerdos», hablando de la esperanza de que «Brasil se integre a una lucha que debe ser de la humanidad: recuperar al selva como pilar clave para el clima del mundo». En dicha cumbre participará el presidente electo, Lula da Silva. 

Despues de tantos años de silencio y enfrentamientos los acuerdos de los presidentes de Colombia y Venezuela logrados en este encuentro  sin dudas abrió caminos que deben andar ambos mandatarios que  se proponen dar todos los pasos necesarios para la unidad en la diversidad.

También se habló del retorno de Venezuela a la Comunidad Andina .ya que ese país estuvo entre los fundadores de ese organismo. “Una buena noticia«, resaltó Maduro. Caracas abandonó el bloque andino en 2006.

Petro manifestó además que «la barbarie del mundo y el avance del autoritarismo que responde con balas a los migrantes muestran la plena vigencia para el progresismo del mundo de defender los viejos preceptos» de la Convención de los Derechos Humanos y «fortalecer ese sistema, incluso bajo los nuevos signos de los tiempos».

«El mundo no encuentra más que guerra, xenofobia… Hoy América Latina es un faro de la democracia. Nos corresponde ser faro. Y alumbrar un nuevo siglo de las luces. Si no, viene la extinción. Nos debemos ese esfuerzo», remarcó.

Petro siguió con esa idea, que alude a la política antinarcóticos apoyada económica y militarmente por Estados Unidos. «La guerra contra las drogas ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados, durante estos 40 años, y deja 70 mil norteamericanos muertos por sobredosis cada año. La guerra contra las drogas ha llevado a los Estados a cometer crímenes y ha evaporado el horizonte de la democracia». 

Asimismo sostuvo que se trata de ir desandando el modelo neoliberal tan arraigado en Colombia. El nuevo gobierno propone como primeras medidas  enfrentar la pobreza, que afecta a más del540 por ciento de la población, una ley contra el hambre y una renta básica, que figuran en el programa del Pacto Histórico. 

Una de las medidas importantes fue el anuncio del ministro de Hacienda de Colombia José Antonio Ocampo que pudo recolectar “25 billones de pesos de las empresas – al sacarles las excepciones tributarias-así como transparenta la política fiscal

La política exterior ya ha dado un giro de  180 grados. Desde agosto hasta hoy las medidas tomadas estratégicamente por Petro con celeridad para aplicar todo aquello que figuraba en su programa de gobierno, sin ignorar los peligros que lo acechan, tratan de cumplir todo aquello por lo que el pueblo colombiano votó y logró. La solidaridad con este  gobierno que sincera posiciones debe prepararse desde ahora.

* Poeta, escritora y periodista.

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    La guerra contra las drogas ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados, durante estos 40 años, y deja 70 mil norteamericanos muertos por sobredosis cada año. Lo q queda…

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