El 2023 cerró con una crisis política en el principal partido de Bolivia, el MAS-IPSP, (Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos), partido político de Evo Morales y que llevó al gobierno al actual presidente Luis Arce. Una crisis que se caracteriza por el enfrentamiento de liderazgos, entre Morales y Arce. Pero el conflicto ha escalado en dimensiones y amenaza con una ruptura no solo a nivel de las organizaciones sociales, sino que las instituciones y los aparatos del Estado han quedado en medio de este “tire y afloje”.

En octubre pasado, se desarrolló en Cochabamba el Congreso del MAS-IPSP con el objetivo de encauzar filas y definir candidaturas para las próximas presidenciales que se desarrollarán en 2025. Pero el encuentro, lejos de ser una fiesta del partido, estuvo eclipsado por el enfrentamiento entre el principal referente del MAS, el ex presidente Evo y el actual presidente Arce.

La ruptura del partido se hizo explícita. Los asistentes al Congreso proclamaron la “autoexpulsión” del presidente y del vicepresidente, David Choquehuanca, ya que no asistieron al mismo, se los acusa de traición al instrumento político que los llevó a ambos a ocupar sus cargos en el ejecutivo. Además, se expulsaron a otras 20 autoridades, congresistas y asambleístas que integran el actual gobierno.

Algo similar había sucedido en agosto en el congreso de uno de los sindicatos que integran el MAS, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), cuando debían elegir a un nuevo presidente del sindicato pero terminaron eligiendo 2, uno que representa a Morales y otro a Arce, en medio de una situación violenta y sillazos que provocaron la intervención de la policía.

La pelea entre Arce y Morales lleva ya un tiempo, el primer capítulo fue apenas asumió Arce, en 2021, cuando el ex presidente cuestionó a algunos de los ministros designados.

A esto se le suma otro frente de disputa que tiene abierto Evo, que es el judicial. La pelea con la justicia se debe a que hay un plan en marcha para impedir su candidatura e inhabilitarlo electoralmente.

En ese contexto, en las últimas semanas se iniciaron bloqueos de carreteras por parte de organizaciones que responden a Evo exigiendo la renuncia de los magistrados del Órgano Judicial ya que en diciembre se les había prorrogado el mandato a los magistrado s y consejeros del Tribunal Constitucional Plurinacional, cargos que, según la Constitución son electivos.

La convocatoria a las elecciones judiciales estaba pendiente desde diciembre, pero no se llevó a cabo ya que se iniciaron, al mismo tiempo, las negociaciones legislativas para modificar el sistema de elecciones judiciales. Modificaciones para formular una nueva ley que el sector “evista” apoyaba. Sin embargo, el tratamiento legislativo estaba trabado, los cortes de carreteras funcionaron como presión al gobierno para reencauzar el debate pero también pusieron en relieve, una vez más, el enfrentamiento Evo-Arce. Por un lado, Evo apoyando los bloqueos, por el otro lado, Arce pidiendo que los levanten.

La presión del “evismo” al gobierno buscaba que se garanticen las elecciones judiciales inmediatas y que renuncien los magistrados, aquellos que querían impedir la candidatura de Morales.

El gobierno de Arce respondió a los bloqueos con represión, hubo 21 detenidos y 3 personas fallecidas por quedar varadas y no recibir atención médica. Además, señaló Arce, que los bloqueos generaron grandes pérdidas económicas.

Finalmente, esta semana la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley 144/2022-2023 “Transitoria para las Elecciones Judiciales” que establece un periodo de 80 días para la postulación y preselección de postulantes y hasta 150 días para organizar y llevar a cabo el proceso electoral de las autoridades judiciales. La nueva norma privilegia el mérito de los candidatos y busca que sean elegidos los más capaces.

Morales ya expresó su intención de competir en las próximas presidenciales y el congreso del MAS lo apoyó. Sin embargo, habrá que esperar al cambio judicial para su “habilitación” a un tercer mandato como presidente del Estado Plurinacional. Asimismo, Arce también tenía intenciones de buscar su reelección.

A mediados del año pasado, Arce intentó apaciguar el conflicto y la división interna, haciendo un llamado a la unidad, advirtió que no hay que entrar en el juego de la derecha que busca la división del MAS. Pero ese llamado ya quedó en el pasado, ahora la ruptura parece irreconciliable.

Desde el sector de Morales señalan que es Arce el que le hace el juego a la derecha ya que su gobierno dejó de lado el programa socialista del partido y se “derechizó”. También responsabilizan a Arce por la división de las organizaciones sociales al interior del MAS porque, el presidente, se convirtió en un personaje “desesperado” en buscar apoyos para su reelección y eso exacerbó las divisiones internas. Por su parte, Arce califica a Evo como el principal opositor a su gobierno.